RELACIÓN DE LA SAGA CREPÚSCULO CON ROMEO Y JULIETA.

Dos amores prohibidos.
Dos amores imposibles.
Dos amores que desafían al destino
y a la muerte.
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Nuestra compañera, Rocío Mª. Díaz Arribas, de 2º Bachillerato CCSS-1, sabedora de la semilla inmortal que constituye la gran Literatura para el cine, comparte con nosotros su análisis sobre la relación de Romeo y Julieta con la película estrella de la temporada: Crepúsculo-Luna Nueva- Eclipse-Amanecer.

Romeo Montesco y Julieta Capuleto son dos enamorados cuyas familias son rivales, que se conocen en un baile y mutuamente se enamoran a primera vista.

Edward Cullen y Bella Swam son dos enamorados que tienen dos vidas totalmente distintas, ella es una adolescente normal, y él sin embargo es un vampiro. Se conocen un día en el instituto, porque da la casualidad de que van a la misma clase, y mutuamente se enamoran a primera vista.

Romeo y Julieta sufren un triángulo amoroso ya que Romeo antes de conocer a Julieta estaba enamorado de Rosalina; al igual que ellos dos Edward y Bella sufren también otro triángulo amoroso, ya que Jake, el hijo de un amigo del padre de Bella, está enamorado de ella y quiere arrebatársela a Edward.

Los personajes de las dos historias sufren por lo mismo, ya que al pertenecer a familias y a mundos o clases distintas, no pueden amarse, pero su amor es más fuerte que cualquier cosa y ellos lo siguen haciendo.

Romeo y Julieta se casan en secreto para fugarse los dos y vivir un amor eterno al igual que Edward y Bella que lo hacen en “Amanecer” para poder vivir eternamente juntos, ya que Bella quiere que Edward la convierta en vampiro.

Romeo al creer que Julieta estaba muerta, se suicida, porque él no podría vivir sin el amor de su vida; Edward en “Luna Nueva” al creer que ella había muerto, porque apareció en una visión de Alice arrojándose al mar desde un precipicio, decidió ir a Italia para suicidarse al plantarse frente a los vulturis (un grupo de vampiros NO vegetarianos, que son como los reyes o gobernadores de todos los vampiros del mundo).

Una vez más queda patente que los clásicos son inspiradores y nunca mueren.